martes, 30 de diciembre de 2008

PARROQUIA SAN LORENZO, MÁRTIR

En el mismo lugar donde los peregrinos veneran la imagen milagrosa de Nuestra Señora de la Salud, se encuentra la Parroquia San Lorenzo, mártir. Los Agustinos llegaron a esta parroquia en 1645, y desde entonces la presencia agustiniana ha brillado en esta sabana.

San Lorenzo fue uno de los diáconos del Papa Sixto II en Roma, y murió martirizado en la época del emperador Valeriano. Ya en el siglo IV su culto se había difundido por la Iglesia. Dedicó su ministerio como diácono en Roma: "en ella administró la sangre sagrada de Cristo, en ella también derramó su propia sangre por el nombre de Cristo" (Sa Agustín. Serm, 304)
La imagen sostiene en una mano una parrilla que recuerda la manera como fue martirizado, y la palma que sostiene en la otra mano nos dice que fue mártir.


martes, 23 de diciembre de 2008

Los Padres Agustinos en Bojacá

En estas tierras de Bojacá se asentaban los indios “muiscas” que se identificaban por su singular fortaleza, y se constituían en baluarte defensivo contra los ataques de los indios “panches” que eran agresivos y querían apoderarse de las minas de sal de Zipaquirá. Por esta razón era llamado este pueblo: “Mansión de los Príncipes”.

En 1537 fue tomada militarmente por el conquistador español Gonzalo Jiménez de Quesada. Según costumbre, en las nuevas tierras conquistadas se procuraban conservar la organización indígena y se nombraba un encomendero, que se deriva de encomienda. “Según la legislación de Indias, por ENCOMIENDA se entiende: “Un beneficio de merced real, por el que un individuo (encomendero) recibe algunos o muchos indios `encomendados´ para que los adoctrine en la religión católica, proteja sus personas y sus bienes, y se sirva de ellos como sujeto bajo potestad”. La figura jurídica de la encomienda fue concebida con muy buen fin; pero en la práctica y en muchos casos, (no en todos) se convirtió en un terrible instrumento de crueldad y abuso contra los infelices indígenas, sometidos por su inferioridad cultural a ese vasallaje”[1].

Según el historiador Groot, el Cacique de Bojacá recibió el bautismo de manos del P. Dominico Juan Méndez. En 1582 el Arzobispo de Bogotá, Don Fr. Luis Zapata de Cárdenas pidió a estos religiosos que entregaran la parroquia de Bojacá a los seculares. Lo cual se hizo y se tuvo así hasta 1645.

Hacia esa fecha, el P. Andrés Millán de Rojas, “no se sentía bien en Bojacá, y se lamentaba de la gran incomodidad con que le tocaba vivir, pues no había casa cural y la iglesia estaba en obras. Además su estado de salud dejaba mucho que desear, en parte, debido al frío sabanero que no le favorecía en lo más mínimo. Por todo esto, el Presbítero Millán de Rojas acariciaba la ilusión de poder lograr un traslado a una población de clima templado y suave, como por ejemplo Cáqueza, que era una doctrina dirigida por los Padres Agustinos. Decidió, pues, dar los pasos conducentes al efecto; habló con los superiores de la comunidad Agustiniana y consiguió que le permutaran la doctrina de Bojacá por la de Cáqueza. Cumplidos todos los trámites, se llevó a cabo la permuta, y el trece (13) de Julio de 1645, el Agustino P. Francisco Antúnez recibió su nombramiento de Cura doctrinero de Bojacá”[2].

Según anota el P. José Pérez Gómez, nuestros hermanos se arrepintieron de haber hecho el cambio y buscaron la manera de recobrar Cáqueza. Pero al no lograrlo, tuvieron que arreglárselas por algún tiempo sin casa cural, que se terminó, al parecer, en 1655, cuando el P. Francisco de la Zerda era Cura doctrinero. La iglesia se terminó de restaurar en 1658.

Hacia el año de 1719 fue designado Cura doctrinero el P. Mtro. Agustín García de Galvis, quien encontró la iglesia en pésimo estado y tuvo que arreglárselas, junto con los otros padres, para restaurarla. Prestó buen servicio hasta 1776 cuando necesitó nuevas obras.

Con respecto al cuadro milagroso de la Ntra Sra de la Salud, todo ocurrió sin grandes ni asombrosos sucesos, sino con naturalidad. Todo comenzó con la adquisición de un humilde cuadrito de la Virgen de los dolores.

En 1729 cuando llegó como párroco de Bojacá el P. Francisco Cárdenas, como era devoto de la Virgen de los dolores, mandó colocar un cuadrito con esa imagen en la puerta del sagrario. Este padre tenía gran amistad con un señor de nombre José Pérez, español de nacimiento, hombre rico y generoso. “Llevado de su devoción y de su amistad con el P. Cárdenas, cuyas aspiraciones conocía, resolvió don José donar, a la Iglesia de Bojacá, un lienzo grande con la imagen de Ntra Sra de los Dolores. Este hecho se encuentra registrado en el inventario de aumento de 1755 a 1758, con las siguientes lacónicas palabras: “un retablo con una imagen de los Dolores de María Sma a devoción de José Pérez”. Este retablo … quedó situado en la nave del lado de la epístola. La otra nave estaba consagrada a Ntra Sra de la Concepción; y fue sólo a principios de este siglo (XX) que se trasladó al altar principal de esta nave, el cuadro de Ntra Sra de la Salud”[3].

El 16 de noviembre de 1827 quedó destruido el templo como consecuencia de un terremoto; “el cuadro de Ntra Sra de la Salud recibió diversos nombres durante el decurso de los dos siglos largos que lleva en Bojacá. Primero fue el nombre de Ntra Sra de los Dolores; luego, en 1832, cuando la reedificación de la iglesia, Ntra Sra de las Angustias para distinguirla de Ntra Sra de los Dolores, imagen de bulto; Más tarde fue el nombre de Ntra Sra del Topo, y finalmente quedó consagrado el actual título de Ntra Sra de la Salud”[4] a partir de 1872. Y a partir de 1918 aparece en los inventarios de la parroquia, que este cuadro se halla ubicado ya en el retablo donde se encuentra en la actualidad.

[1] MONROY B. Luis Alberto, O.S.A. El Santuario de Nuestra Señora de la Salud de Bojacá. En: AA.VV. Provincia agustiniana de Nuestra Señora de Gracia de Colombia. Santafé de Bogotá: Provincia Nuestra Señora de Gracia, 1993. Vol. II. , p. 98-99.
[2] Ibid., p. 99.
[3] Ibid., p. 102.
[4] Ibid., p. 104.